Saturday, February 25, 2012

El incidente del 24 de febrero del 1996 hubiera podido evitarse

Cesna Skymaster, similar a los usados por Hermanos al Rescate

por LÁZARO BARREDO MEDINA

En un artículo publicado hace quince años en Trabajadores, esbocé elementos de respuesta a esa interrogante a partir de algunos hechos verificados en aquellas semanas.

El lamentable incidente del derribo de las avionetas el 24 de febrero de 1996 pudo haberse evitado. El Gobierno de William Clinton acomodó una imagen bien negativa de Cuba ante la opinión pública con la manipulación de información, la falsificación de datos y la tergiversación de los hechos, convirtiendo el asunto en un "show" de campaña electoral, pero era su Administración la que tenía las posibilidades de evitar lo que sucedió.

La parte cubana, hasta ese instante, había actuado discretamente por los canales diplomáticos en 24 oportunidades anteriores, durante el transcurso de unos 20 meses, a la espera de una reacción en correspondencia con la distensión propiciada por las conversaciones migratorias iniciadas después de los acontecimientos de agosto de 1994.

Tras las violaciones del 9 y el 13 de enero de 1996 sobre el espacio aéreo de la ciudad de La Habana para acometer "un plan político de desobediencia civil", donde no le interesan los llamados de atención del Gobierno cubano, según las declaraciones del propio José Basulto ante numerosos medios de prensa norteamericanos, la inmensa mayoría de la opinión pública cubana empezó a manifestarse preocupada con la posibilidad de una peligrosa escalada de estos grupos contrarrevolucionarios, que se consideraban impunes.

Las posibilidades cubanas para impedir que los infractores continuaran sus operaciones sin percances ya eran escasas, por el comportamiento cada vez más agresivo y desafiante que asumían ante las reiteradas advertencias sobre la peligrosidad de lo que estaban haciendo.

A Cuba solo le quedaban tres alternativas: 1) apelar a la parte norteamericana para que pusiera fin a esas acciones; 2) actuar, y 3) permitir la impunidad. La última variante estaba totalmente descartada. Por el contenido y el tono de la denuncia del Gobierno cubano sobre esas dos violaciones flagrantes del espacio aéreo, era evidente que las autoridades cubanas habían tomado la decisión de interrumpir el próximo vuelo de esas avionetas piratas, para proteger su seguridad nacional y disuadir a los grupos terroristas de Miami de continuar esas actividades.

Durante las tres últimas semanas de enero y las dos primeras de febrero de 1996, no solo hubo un uso mayor del canal diplomático, sino que también se utilizó el intenso trasiego de visitas norteamericanas a la Isla (políticos, empresarios, dirigentes sindicales, personalidades religiosas, etc.), para expresarles la preocupación sobre estas provocaciones y la necesidad de demandar de la Administración Clinton un mínimo de sentido común para frenarlas.

Como diputado a la Asamblea Nacional y vicepresidente de su Comisión de Relaciones Internacionales, por ejemplo, acudí al aeropuerto internacional José Martí, tanto el 19 de enero como el 10 de febrero de 1996, a recibir al congresista Bill Richardson, a quien se le ofreció una detallada información sobre la peligrosidad de esas provocaciones, se entrevistó con el Comandante en Jefe y en su segundo viaje en febrero dio a entender que la Administración Clinton afirmaba que eso no volvería a pasar y que se adoptarían medidas.

En aquellos días de enero de 1996 hubo otros congresistas y personalidades norteamericanas a las que se les planteó las mismas preocupaciones del Gobierno Revolucionario y después se pudo conocer por asesores de Clinton que los mensajes fueron recibidos en Washington.

Es decir, tanto el presidente Clinton como sus asesores del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado, estaban al tanto y conocían perfectamente la peligrosidad de lo que venían haciendo los corsarios contemporáneos de Basulto y sus Hermanos, pero no se hizo lo necesario para impedir el incidente provocador, pese a esos mensajes de que se adoptarían medidas contra los violadores.

En su intervención durante la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el 26 de julio de 1996, el compañero Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional, ofreció numerosos elementos en los cuales se demuestra fehacientemente que la Administración Clinton podía haber evitado el incidente. Alarcón subrayó cómo en el propio informe de los investigadores de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) está descrito el hecho de que el 13 de febrero de 1996, el Departamento de Estado había dirigido una comunicación a otras instancias del Gobierno norteamericano, advirtiéndoles sobre la probabilidad de que ocurriese algún problema con estas aeronaves, algún suceso que involucrase a Cuba. Pero también demostró cómo después de la investigación de la OACI comenzaron a salir a la luz pública las pruebas que comprometían al Gobierno norteamericano con los hechos.

Están, por ejemplo, las actas del proceso de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte contra José Basulto, y la comparecencia ante un juez federal norteamericano. En este juicio hubo varios testigos, y uno de ellos fue un oficial de apellido Houlihan, responsable de registrar y controlar los vuelos hacia o desde Estados Unidos. En este voluminoso documento oficial y público, este señor Houlihan reconoció bajo juramento ante el juez federal que el 17 de febrero de 1996, una semana antes del acontecimiento, había sido citado a una reunión junto con otros funcionarios u oficiales, donde se les dijo que el día 24 de febrero este grupo iba a volar desde Oppa Locka (aeropuerto cercano a Miami) hasta Cuba, para crear un incidente político.

También el señor Houlihan confesó ante el juez federal que el 23 de febrero lo volvieron a citar a una reunión en la que se le reiteró que Hermanos al Rescate despegaría al día siguiente desde Miami, para volar sobre Cuba, y que en las primeras horas del día 24 de febrero fue citado otra vez a similar reunión, donde se ratificó que ese día se produciría dicho vuelo y el incidente programado.

El conocimiento por la parte norteamericana de lo que estaba por ocurrir es revelado igualmente en el informe de los investigadores de la OACI, aunque más tenuemente, cuando se reconoce que el 24 de febrero el propio Departamento de Estado solicitó información a la torre de control del aeropuerto de Oppa Locka acerca de si los aviones de Hermanos al Rescate habían salido o iban a salir y requirió que lo mantuvieran informado. Washington supo ese día, minuto a minuto, todos los movimientos de Basulto y sus Hermanos y lo que iban a hacer, pero no hizo nada por impedirlo.

Hoy se saben más cosas, como que Estados Unidos dice que se perdieron los registros de los radares y se niega reiteradamente a entregar las pruebas satelitales que arrojan mucha luz sobre los hechos de aquel día.


Clinton y sus asesores electorales utilizaron el incidente con total oportunismo político y, para desembarazarse de las presiones domésticas con el tema cubano, dieron luz verde a la peor versión de la Ley Helms-Burton, que ya desde el mes de noviembre de 1995 estaba conciliada por el Congreso e iba a ser aprobada de todas maneras.

En todos los debates del Congreso estadounidense siempre fue aprobado el neocolonialista contenido de los dos primeros capítulos de esta Ley, donde los yankis definen esencialmente la política de agresión hacia Cuba y los intereses norteamericanos acerca del futuro político de la isla, bajo el supuesto de que harán colapsar a la Revolución.



Clinton hizo lo que ni los "halcones" Reagan y Bush hubieran aceptado: renunció y les quitó a los venideros presidentes norteamericanos la facultad de decidir la política hacia Cuba y modificó el contexto del diferendo entre las dos naciones, dejando su posible solución en un limbo. Con este precedente, nadie sabe en un año electoral norteamericano quién puede determinar una política en Estados Unidos: ¿El Presidente? ¿El Congreso? ¿O cualquier provocador de origen cubano que se monta en un avión y desafía las leyes de ambos países?

Tomado de Granma

¿Por qué Cuba rechaza volver a la OEA? (segunda parte y final)

Raúl Roa, Canciller de la Dignidad

Por  Nicanor León Cotayo

A 24 horas de iniciarse aquella Conferencia de Cancilleres de la OEA, el 21 de enero de 1962, el periódico The New York Times publicó un editorial donde afirmó que en realidad ese hecho constituía una lucha entre el gobierno de Estados Unidos y Cuba.
Reconocimiento implícito de que en tal foro sobre todo los portavoces oficiales  de Perú, Colombia y Venezuela desempeñarían un papel de marionetas.
 Según dijo el Times entonces, si Brasil, Argentina, Chile y México rehusaran unirse al plan contra la nación caribeña “sería una derrota para nosotros y una victoria para La Habana”.
En esa misma edición el diario incluyó un reportaje procedente de Punta del Este que decía:
“…el resultado de la Conferencia es impredecible hasta el momento, todos los indicios son de que sería casi imposible para Estados Unidos convencer a México, Argentina, Brasil, Chile, Bolivia y Ecuador, e incluso probablemente hasta Uruguay” de aprobar una medida punitiva contra Cuba.
The New York Times, apoyado en fuentes presentes en la reunión. Informó 24 horas después que el secretario de Estado norteamericano, Dean Rusk, advirtió a sus colegas de América Latina que la asistencia financiera estaría supeditada al respaldo que brindaran a la aplicación de sanciones contra la isla.
Ello apareció destacado en la primera página del diario, con un titulo que decía: “Rusk vincula la ayuda a los países latinos a la acción respecto a Cuba”, en una crónica firmada por su enviado especial, Juan de Onis.
Otro periódico estadounidense, New York Daily News, aseveró al respecto que “es deber de Rusk sostener esa posición inflexiblemente y es deber del Congreso y de la Casa Blanca apoyarlo hasta lo último.
Si alguno de nuestros amigos de América Latina no se incorpora voluntariamente en defensa propia, nosotros debemos presionarlo todo lo que podamos”.
La revista U.S. News and World Report, al enjuiciar el espectáculo de Punta del Este, subrayó que los países más grandes insistían en no ejecutar medidas drásticas, toda vez que “el atractivo del castrismo todavía es fuerte entre millones de seres sin privilegios”.
Un editorial del periódico británico Times, circulado el 22 de enero al inaugurarse el encuentro, opinó que todos los indicios apuntaban a una derrota de Washington en este.
Al comenzar el tercer día de sesiones, siete países, sin contar a Cuba, pusieron en dudas la legalidad de los objetivos que la Casa Blanca trataba de alcanzar allí.
Al concluir la cita luego de cuatro horas de discusiones en el mencionado hotel casino, los representantes de Argentina, México, Chile, Brasil, Ecuador, Bolivia y Haití declararon que “aplicar sanciones diplomáticas es políticamente inaceptable y jurídicamente improcedente y sin valor, pues el caso dominicano alegado como precedente es “totalmente distinto”.
Sugirieron “reconocer que la Carta de Bogotá no contempla el caso de exclusión de un Estado miembro, razón por la cual el Consejo de la OEA o una Comisión Especial deberían resolver el problema anticipando que la reforma de la Carta de Bogotá requiere otra Conferencia Interamericana”.
En la noche del 30 de enero, a siete días de comenzada aquella VIII Reunión de Consulta de Cancilleres, fue suscrito por 14 votos a favor, que eran el mínimo indispensable, una Resolución sobre la “exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano”.
Votaron a favor los Cancilleres de Estados Unidos, Perú, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Paraguay, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Uruguay, Costa Rica, Honduras, Panamá y alguien que demoró un poco más su venta, el de Haití.
Se abstuvieron: Brasil, Argentina, México, Chile, Bolivia y Ecuador. Votó en contra: Cuba.
El documento aprobado, entre otras cuestiones, estipulaba que la adhesión de Cuba al marxismo-leninismo era incompatible con el sistema interamericano y que el gobierno de la nación antillana, marxista-leninista, negaba los propósitos y principios del sistema, y por eso resultaba incompatible con este.
Los puntos tres y cuatro del documento, suscritos por 14 ministros, establecían la separación de la OEA y la orden de ejecutar la resolución.
Un periódico canadiense, Montreal Star, al analizar después lo sucedido en el balneario uruguayo, dijo que las naciones en contra de la separación de Cuba de la OEA estaban habitadas por unos 163 millones de latinoamericanos.
Sin embargo, añadía, los gobiernos a favor de la sanción, sin incluir a Estados Unidos, decían representar la voluntad de 31 millones de personas.
El rotativo además puntualizó  que entre los 14 votantes contra Cuba. “hay siete que no tienen un gobierno democráticamente electo”, en resumen, “esto es una parodia cabal de los procedimientos democráticos, que a la larga dañarán la unidad occidental y el prestigio de Estados Unidos”.
En octubre de 1960 la Casa Blanca suspendió las ventas de mercancías a la isla, y algo más de 15 meses después, amparada en el polémico acuerdo de un grupo de cancilleres de la OEA, prohibió hacerle compras, según la declaración, para evitar que obtuviese dólares con sus envíos de productos a Washington.
Al mismo tiempo, aclaraba Montreal Star, que “fundándose en razones humanitarias quedarán exceptuadas de este embargo las exportaciones de ciertos alimentos, medicinas y otros abastecimientos médicos de Estados Unidos a Cuba”, algo que solo estuvo vigente por corto tiempo.
El decreto número 3447. firmado por John F. Kennedy, exponía en una de sus partes:
Por lo tanto: prohíbo, para hacerse efectivo a las 12:01 de la
madrugada, hora standard del este, de febrero 7 de 1962,
la importación a los Estados Unidos de todos los productos
de origen  cubano, además de todos los productos desde o a
través  de Cuba.
Y por tanto: ordeno al Secretario de Comercio que continúe
llevando a cabo las prohibiciones de todas las exportaciones
de Estados Unidos a Cuba.
Unos días antes, como demuestran los hechos históricos, Washington separó a La Habana de la OEA y convirtió las propias normas de la institución en algo menos que el papel que va al papel de desperdicios.

Raúl Roa y Fidel Castro en los días de la expulsión de Cuba de la OEA

Friday, February 24, 2012

Oscar Elías Biscet pide a Congreso estadounidense intervención militar en Cuba

Grupo de mercenarios cubanos van a recibir instrucciones

A continuación un interesante video de Cubainformación, que muestra las declaraciones de Oscar Elías Biscet, conocido agente cubano al servicio de los intereses de EE.UU. en Cuba.

Hace unos días Elías Biscet, bajo juramento y desde la sede de la SINA ( sección de intereses de EE.UU. en La Habana) hizo declaraciones al Congreso estadounidense, donde pide una intervención militar en la isla caribeña y acusa a Cuba de tener bases de entrenamiento de Hezbollah, entre otras falsedades.



Thursday, February 23, 2012

Doctor Agustín Lage-Dávila will speak in Toronto on February 29th at 7:30 P.M.

Cuban researcher Dr. Agustín Lage-Dávila

Talk: Cuban Medical Progress
7:30 pm - Free Admission 
Wednesday February 29, 2012 
Steelworkers Hall, 25 Cecil Street (South of College, East of Spadina) 
Canadian-Cuban Friendship Association Toronto
For further information call (416) 654-7105
Produced by volunteer labour

Dr. Agustín Lage-Dávila graduated in Medicine in 1972 and as specialist in Biochemistry in 1974, immediately joined as a researcher at the National Institute of Oncology and Radiobiology (INOR), working in research on the biochemical changes in tumor cells.

Between 1976 and 1978 he studied at the Institute Pasteur in Paris and in 1979 he won the Scientific Degree of Doctor in Medical Science with his thesis on the plasma membrane alterations during neoplastic cell transformation. Between 1980 and 1985 he was Head of the Department of Biochemistry of INOR and directed research projects on biochemical factors associated with breast cancer prognosis.

Between 1985 and 1990 he was Deputy Director of Research of INOR and continued research projects on control of cell proliferation and immune-toxins. Simultaneously he assumed the coordination of the National Program to Reduce Cancer Mortality. He is deputy to the Cuban National Assembly since 1993.

In 1990 he was appointed Director of the Center of Molecular Immunology of Cuba, currently holding that responsibility. He is Professor of Biochemistry at the Institute of Medical Sciences of Cuba. He received the "Academic Merit" award of the Academy of Sciences of Cuba and the national Order "Carlos J. Finlay ". He was a member of the Advisory Committee on Health Research of the Pan American Health Organization. 

Tuesday, February 21, 2012

¿Por qué Cuba rechaza volver a la OEA? (primera parte)

El embajador de Cuba en la OEA Carlos Lechuga ( izquierda) junto al cánciller de la Dignidad, Raúl Roa (derecha) 
por Nicanor León Cotayo
1961: Antesala de una grotesca puñalada diplomática

El día que se escriba la historia de la titulada Organización de Estados Americanos (OEA),  habrá que dedicar un lugar prominente al día que los gobernantes de Washington impusieron la separación de Cuba de sus filas.

Tal hecho ha sido completamente deformado por la maquinaria propagandística de Estados Unidos y tergiversado por quienes le siguen como dóciles corderos.

Pero hay verdades tan sólidas como el acero y por lo tanto no es posible enterrarlas para siempre diez metros bajo tierra, como en este caso. ¿Qué sucedió?

El 6 de agosto de 1961, el representante de Cuba ante la OEA. Carlos Lechuga, dirigió una carta al Secretario General de esa organización en la que denunció actividades del Gobierno de Estados Unidos para entorpecer las relaciones diplomáticas de su país con América Latina.

Lechuga alertaba que esas maquinaciones han “adoptado un nuevo giro táctico con la falsificación de documentos orientados a provocar una crisis de relaciones con el Gobierno Revolucionario de Cuba para aislarlo”.

Tres días más tarde, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla distribuyó un documento en el que señaló la puesta en marcha de un plan, dirigido por la Casa Blanca, enfilado a bloquear a Cuba en el terreno diplomático.

En ese contexto recordó que los gobiernos de Guatemala, Nicaragua y El Salvador rompieron sus lazos con La Habana alegando una supuesta intervención en sus asuntos internos.

Sin embargo, decía la nota, los dos primeros permitieron que en sus territorios se entrenasen mercenarios que más tarde desembarcaron en Playa Girón, y la Junta Militar salvadoreña hizo suya la creación de un aparato castrense, dirigido y financiado por Washington, con evidentes propósitos de agredir a Cuba.

Añadía que, como parte de la conjura, el 6 de noviembre de 1960 fue asaltada por cinco hombres armados la embajada cubana en Perú, quienes después de amordazar al encargado de negocios procedieron a saquear los archivos y destruir muebles y equipos de la oficina.

Posteriormente, seguía la nota, el diario oficialista La Prensa divulgó una serie de falsos documentos donde se refería la supuesta intromisión de esa dependencia cubana en los asuntos internos de aquel país.

En un inventario de personas que supuestamente recibían dinero de la citada representación caribeña en Lima estaban los nombres de connotados enemigos de Cuba, e incluso de fallecidos, algo que obligó a sus familiares a denunciar la falsedad.

Por ejemplo, el senador peruano Alfonso Montesino valoró al documento acusatorio como no creíble, ya que en este se relacionaba a su hermano, el periodista Benito Montesino, como recibiendo dinero de La Habana, a pesar de que murió antes de 1959.

El comunicado del MINREX también mencionó el caso de Argentina, donde afirmaron haber encontrado pruebas de carácter subversivo en la embajada cubana.

La mayoría de estas, agregaba ese escrito, aparecía firmada por el viceministro político del MINREX, torpe acusación porque ese  funcionario no rubricaba la correspondencia dirigida a los embajadores, lo hacían los directores.

Según órganos estadounidenses de prensa, algunos de los supuestos documentos aparecían con los números de registros de salida 36 008 y 36 017, mientras la numeración oficial de la Cancillería cubana no llegaba por aquellos días al número 28 000, cuyo examen –declararon autoridades de la isla- quedaba a disposición de Argentina.

Cuarenta y ocho horas después, el 11 de octubre, portavoces de  Buenos Aires calificaron a las supuestas pruebas subversivas extraídas allí de la citada representación diplomática, como “papeles y documentos de rutina consular”.

También informaron haber recibido 33 manuscritos enviados desde Miami, donde trataban de probar la injerencia de Cuba en sus cuestiones internas.

Luego de un examen pericial, solo uno de los aparentes originales armonizaba con una de las copias fotostáticas, cuya firma “no es auténtica” ni lo expresado constituía “en modo alguno violación de la soberanía de este país”.

Votar contra Cuba o perder…

En medio de este panorama, el gobierno de Estados Unidos decidió enjuiciar a Cuba en la OEA reiterando el quebradizo pretexto de su intervención en los asuntos domésticos de naciones latinoamericanas.

Para facilitarse el camino le concedió un crédito de 99 millones de dólares al mandatario peruano, Manuel Prado Ugarte, quien visitó Washington por aquellos días de 1961.

Su embajada en esta capital informó que elevaron una petición al Secretario General de la OEA, donde solicitaban la convocatoria de una reunión de consulta de Cancilleres “a la brevedad posible”.

Los gobernantes norteamericanos asignaron también misiones destacadas a las jefaturas oficiales de Colombia y Venezuela, hasta que con los 19 votos mínimos exigidos a favor, la abstención de La Habana y la ausencia de México, fue aprobado convocar para un hotel-casino de juego, en Punta del Este, Uruguay, la VIII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA.

El tres de enero de 1962, a unos 20 días iniciarse tal encuentro, la Casa Blanca anunció un proyecto  destinado a entregar 15 millones de dólares a los gobiernos de Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, con destino a la producción de café.

Un periódico de Costa Rica, Adelante, comentó que se trataba de un chantaje y soborno, en vísperas de la Conferencia de Punta del Este, dirigido a estabilizar un producto cuyos precios habían sido dañados precisamente por grandes importadores que radican en Estados Unidos.

(continuará)

Thursday, February 16, 2012

Inyección de calidad a sus servicios recibe Hospital Calixto García

Hospital Calixto García en La Habana, Cuba


LISANDRA FARIÑAS ACOSTA


El Hospital Calixto García arribó en enero a su aniversario 116 inmerso en un proceso inversionista que busca redimensionar sus servicios bajo la premisa de alcanzar eficiencia, sostenibilidad y calidad en la asistencia médica.


LA UNIDAD QUIRÚRGICA DE EMERGENCIA DISPONE DE TRES SALONES PARA CIRUGÍA MAYOR DOTADOS DE ALTA TECNOLOGÍA.


Diciembre del pasado año marcó la puesta en marcha del nuevo bloque de Urgencias y Emergencias, o Cuerpo de Guardia, obra que imprime hoy otros aires a la institución capitalina, formadora de numerosas generaciones de profesionales de la salud.

Miguel Sebastián Fonseca Aldana, especialista de segundo grado en cirugía general y director del hospital, explicó a Granma que entre todas las acciones constructivas acometidas en el último año esta es la más relevante.

La revitalización de los servicios es evidente. El nuevo Cuerpo de Guardia, que atiende un promedio de 530 casos diarios, cuenta con elementos novedosos dentro del área de emergencia: una sala de reanimación, dotada con los equipamientos, recursos y especialistas calificados para estabilizar al paciente antes de recibir cualquier tipo de atención; y un área de desintoxicación habilitada con los aditamentos indispensables.

Apuntó el director del hospital que las áreas de consulta para las urgencias funcionan las 24 horas del día ininterrumpidamente. En ellas ofrecen asistencia las especialidades de otorrino, ortopedia y traumatología, cirugía maxilofacial, neurocirugía, cirugía general, urología, angiología, oftalmología y medicina interna.

La instalación dispone además de una Unidad Quirúrgica de Emergencia, independiente de los salones de la unidad central, con todas las condiciones necesarias.

Al respecto, Susana Celestrin Marcos, especialista de primer grado en Medicina Interna y jefa del servicio de Urgencia, señaló que existen tres salones para urgencias menores, de los cuales dos están preparados para, junto al área de reanimación, asumir la intervención y estabilización de pacientes graves hasta su traslado a las unidades quirúrgicas existentes para cirugía mayor dentro del mismo bloque.

Se suma a los nuevos servicios la Unidad de Cuidados Intensivos Emergentes (UCIE), similar a una sala de terapia intensiva, provista de camas especializadas y capacidad de ventilar al paciente. Tiene también dos salas de observación, una para patologías quirúrgicas y otra para patologías clínicas.

Puntualizó la especialista que disponen de todo tipo de medios de diagnóstico, como tomografía, rayos X y ultrasonido, y destacó el cambio positivo que experimenta esta atención médica, al poder contar con un laboratorio sofisticado propio.

El nuevo Cuerpo de Guardia, que al decir de sus trabajadores es en sí mismo un hospital, se encuentra en la fase de puesta en marcha. Como parte del proceso inversionista, esta se concibe para corregir posibles errores que pudiesen darse en obras de tal amplitud; de ahí la importancia de respetar este paso.


El nuevo Cuerpo de Guardia

CAMINO A LA RECUPERACIÓN

El Hospital Calixto García es una de las instituciones de salud más antiguas y grandes del país, tanto en extensión como en atención hospitalaria. El proceso inversionista al que está sujeto hoy es por su envergadura complejo.

Según refirió el doctor Fonseca Aldana, además del bloque de Urgencias y Emergencias, se han realizado acciones constructivas de remodelación y mantenimiento en varios pabellones, las cercas perimetrales, los viales dentro del hospital, la fachada y la Unidad Quirúrgica Central, esta última compuesta de siete quirófanos y que llevaba aproximadamente un año sin funcionar.

Explicó que en el presente año continuará el proceso inversionista y el mantenimiento constructivo programados en otras áreas. Estos trabajos incluirán cinco pabellones, el tanque elevado de la institución y la terminación del sótano de las Clínicas Alta y Baja (atiende medicina interna) y de la cocina-comedor, diseñada para 2 460 trabajadores, además de los pacientes ingresados.



Entrada principal del Hospital Calixto García en el Vedado


Actualmente se trabaja en la habilitación de un parqueo con salida a la calle J, que eliminará la circulación desordenada de vehículos por las áreas del hospital.

El ambicioso proceso de inversión y mantenimiento debe, en efecto, revitalizar una de las instituciones de salud que más demanda tiene en la capital. Para que así sea, no puede faltar entonces un esquema organizado que, sin acelerar terminaciones de obras, garantice el aprovechamiento de los recursos y la calidad requerida en aras de perfeccionar cada vez más los servicios de salud pública.

También es importante fomentar la cultura de "cuidar lo que se tiene" y esa responsabilidad, además de a los trabajadores, toca también a los pacientes. Ser autores o permitir conductas inadecuadas que dañen lo que ha logrado construirse, va contra la calidad de los servicios que exigimos.


Tomado de Granma

Sunday, February 12, 2012

Reveladas nuevas pruebas de acciones ilegales de Alan Gross en Cuba

Alan Gross, condenado por violar leyes cubanas


Pieza por pieza, en mochilas y maletines, el estadounidense Alan Gross se aseguró de introducir computadoras, teléfonos celulares, discos duros y equipos de telecomunicaciones en Cuba. El artículo más sensible, según los reportes oficiales de los viajes del contratista estadounidense, fue el último: un “chip” informático para teléfonos móviles que, según expertos, suele ser usado por la CIA y el Pentágono para evitar la detección electrónica de señales telefónicas.

El objetivo, según un análisis hecho por la AP de los reportes de Gross, era supuestamente darle a la pequeña comunidad judía de Cuba acceso irrestricto a la internet.
El operativo fue financiado por la Agencia de Desarrollo Internacional, conocida como USAID por sus siglas en inglés, la entidad del gobierno estadounidense fundada en 1961 para proveer asistencia económica, humanitaria y de desarrollo alrededor del mundo en apoyo a los objetivos de la política exterior estadounidense.
La compañía de Maryland que contrató a Alan Gross, Development Alternatives Inc., o DAI, ganó más de 2 700 millones en contratos con la USAID desde el año 2000 hasta el año 2009, según muestran lasestadísticas oficiales del gobierno de los Estados Unidos.
Gross, sin embargo, se identificó como miembro de un grupo judío humanitario y no como un representante del gobierno de Washington, asegura el informe de la agencia de prensa.
El estadounidense fue sentenciado en marzo a 15 años de cárcel, por violar las leyes cubanas. Funcionarios norteamericanos insisten en que no hizo nada ilegal y que sólo llevaba a cabo las funciones regulares de USAID, destinas a subvertir al gobierno cubano..
Durante el juicio, Gross se declaró un “tonto inocente” que fue engañado. Pero los reportes de su viaje -recalca AP- indican que él sabía que sus actividades eran ilegales y que temía las consecuencias, incluyendo la posible expulsión del país.
Uno de los documentos afirma que uno de los líderes comunitarios “dejó absolutamente claro que estamos ‘jugando con fuego”’.
En otra ocasión Gross comentó: “No cabe duda, esto es un asunto muy riesgoso”.
Y, finalmente: “La detección de señales de satélite sería algo catastrófico”.
Según AP, el caso ha agravado las tensiones entre Estados Unidos y Cuba, que ya llevan cinco décadas, ha suscitado inquietudes en Washington sobre esos programas de asistencia para el desarrollo, y sobre si las actividades encubiertas deben ser territorio exclusivo de los agentes de inteligencia.
La empresa de Gross, JBDC Inc., que se especializa en establecer conexiones de internet en lugares remotos como Iraq y Afganistán, había sido contratada por Development Associates International Inc. (DAI) de Bethesda, Maryland, que había logrado un contrato multimillonario con USAID para crear una red ilegal, mediante “innovaciones tecnológicas como conexiones telefónicas, internet por satélite y telefonía celular”.
Funcionarios de USAID revisaron los reportes oficiales de los viajes de Gross y fueron enterados periódicamente sobre el proceso, dijo a AP el portavoz de DAI Steven O’Connor. Los reportes fueron suministrados a la agencia de prensa por una persona enterada del caso que pidió no ser identificada debido a la sensibilidad de la información.
Los reportes abarcan cuatro visitas en un período de cinco meses en 2009. Otro reporte, redactado por un representante de la empresa de Gross, cubría su quinto y último viaje, que culminó con su arresto el 3 de diciembre de 2009.
En su conjunto, los documentos revelan todos los esfuerzos de Gross para evadir la detección de las autoridades cubanas.
A fin de evitar los registros aeroportuarios, Gross reclutó la ayuda de otros judíos estadounidenses para poder traer los equipos electrónicos, pieza por pieza. Dio instrucciones a sus ayudantes para que metieran los equipos, algunos de los cuales están prohibidos en Cuba, en el equipaje de mano en vez del equipaje de carga.
En una oportunidad, viajó en automóvil siete horas para no tener que pasar por la seguridad del aeropuerto.
En su último viaje, trajo una “discreta” tarjeta SIM - tarjeta electrónica de identificación de subscriptor - diseñada para evitar que una transmisión por teléfono satelital sea detectada.
El tipo de tarjeta SIM que llevaba Gross no se vende en el mercado y se facilita sólo a gobiernos, según un funcionario de una compañía de telefonía satelital y un ex funcionario de inteligencia estadounidense que ha utilizado ese tipo de chip. Los funcionarios, que hablaron a condición de anonimato debido a la sensibilidad de la información, dijeron que los chips usualmente son suministrados al Departamento de Defensa y a la CIA, pero pueden también ser obtenidos por el Departamento de Estado, que supervisa a USAID.
Preguntado sobre cómo Gross obtuvo la tarjeta, el vocero de USAID Drew Bailey solamente dijo que la agencia no desempeñó rol alguno en ayudar a Gross a obtener sus equipos. “Somos una agencia de desarrollo, no una agencia de inteligencia”, dijo.
El abogado estadounidense de Gross, Peter J. Kahn, se negó a formular comentarios pero en el pasado ha dicho que las actividades de Gross de ninguna manera buscaban socavar al gobierno cubano.
Los críticos de este programa afirman que ello no sólo pone en peligro a contratistas como Gross sino a todos los trabajadores de asistencia de Estados Unidos, inclusive aquellos que no están involucrados en actividades secretas.
“Ocurre con demasiada frecuencia que la gente de USAID es percibida como agentes de inteligencia”, comentó Philip Giraldi, un ex oficial de la CIA. “Eso perjudica a USAID, perjudica a la CIA y perjudica a cualquier otra agencia de inteligencia que debe operar debajo del radar”.
Aun antes de entregar la tarjeta SIM, Gross reconoció en su reporte que el uso de teléfonos con conexión satelital de internet sería “problemático si se llegase a descubrir”. Estaba consciente de que las autoridades estaban usando sofisticados equipos de detección y relató haber visto a empleados de la empresa estatal cubana de telecomunicaciones realizando un registro el día anterior al que debía establecer una operación inalámbrica Wi-Fi.
Aunque el gobierno estadounidense delinea en términos generales los objetivos de sus programas de asistencia en documentos públicamente disponibles, los programas no podrían funcionar en Cuba de una manera que no sea secreta, pues allí son considerados ilegales. Por razones de seguridad, las agencias estadounidenses se han negado a suministrar detalles operativos, incluso a comités del Congreso que monitorean esos programas.
USAID rechaza la idea de que sus empleados realizan tareas clandestinas.
“Nada de los programas que USAID realiza en Cuba es clandestino o reservado en manera alguna”, dijo Mark Lopes, un viceadministrador de la agencia. “Simplemente llevamos a cabo nuestras actividades de una manera discreta a fin de resguardar la seguridad de todos los involucrados”.
La Ley de Seguridad Nacional de Estados Unidos define “encubierto” como toda actividad del gobierno destinada a influenciar las condiciones en otro país “de tal manera que la participación del Gobierno de los Estados Unidos no sea aparente o públicamente reconocida”.
La actividad de USAID para “la promoción de la democracia en Cuba” -eufemismo de subversión- fue estimulada por un fuerte aumento de la financiación bajo la administración Bush, y en una nueva estrategia que busca facilitarle tecnología de comunicaciones a cubanos que respondan a los intereses de Washington. El financiamiento estadounidense para programas relativos a Cuba aumentó de 3,5 millones de dólares en 2000 a 45 millones en el 2008.
Actualmente ascienden a 20 millones de dólares al año.
Gross recibió medio millón de dólares como subcontratista de USAID, según fuentes estadounidenses conocedoras del contrato y que pidieron permanecer en el anonimato porque no tenían autorización para hablar del caso.
El director de USAID, Raj Shah, dijo que el fomento de la “democracia” es “absolutamente central” para el trabajo de su agencia.
Funcionarios estadounidenses insisten en que el trabajo de Gross no era subversivo porque sólo buscaba dar acceso a la internet a la comunidad judía. Los líderes judíos dicen que no estaban al tanto de los vínculos de Gross con el gobierno estadounidense y que ya tenían acceso a la internet. USAID no ha aclarado por qué creía que la comunidad judía cubana necesitaba una tecnología tan sofisticada.
Preguntado sobre si tales programas tenían la intención de derrocar al gobierno cubano, Lopes dijo “para USAID, nuestros programas de fomento a la democracia en Cuba no son sobre cambiar un régimen en particular. Eso es decisión del pueblo cubano, y creemos que ellos merecen tener esa opción”.
Otros discrepan.
“Por supuesto, esto es una actividad encubierta”, dijo Robert Pastor, asesor de asuntos latinoamericanos durante el gobierno de Jimmy Carter y actualmente director de Centro para la Democracia y Elecciones de la American University en Washington. “Se trata de buscar un cambio de régimen”.
Oriundo de Potomac, Maryland, Gross era un hombre sociable de 62 años, unos dos metros (seis pies) de alto y de 113 kilos (250 libras). Era inconfundible. Había comprado un programa Rosetta Stone de aprendizaje de idiomas para mejorar su español y poseía escasos conocimientos sobre Cuba. Pero sabía mucho sobre tecnología. Su empresa se especializaba en instalar equipos de comunicación en lugares remotos del mundo.
El primer viaje de Gross para DAI, que concluyó en abril del 2009, se centró en introducir equipos en la isla y establecer el primero de tres centros con acceso irrestricto a la internet para la diminuta comunidad judía de Cuba, que suma unas 1.500 personas.
Para introducir los equipos, Gross recurrió a grupos humanitarios norteamericanos que cumplían misiones en la isla. Viajó con esos grupos y le pidió a distintos individuos que llevaran las piezas, según los reportes de viajes.
Tres personas conocedoras de las tareas de Gross dicen que él le dijo a sus contactos en Cuba que estaba ahí representando a una organización judía, no al gobierno estadounidense. USAID dice que ahora le pide a la gente que realiza sus misiones que revele su financiamiento por parte del gobierno estadounidense a la gente que recibe la ayuda, si le preguntan.
Uno de los reportes de Gross parece indicar que él se presentó como miembro de uno de esos grupos y que viajó con ellos de tal manera que pueda interceder con las autoridades cubanas si surgían suspicacias.
Sus ayudantes debían llevar artefactos separados en su equipaje de mano. De esa manera, escribió Gross, cualquier pregunta podría ser respondida en el proceso de rayos X en el puesto de seguridad, y no en la casilla de aduanas. El material era luego entregado a Gross en su hotel en La Habana, según los reportes de viajes.
Desde hace tiempo USAID ha pedido de los visitantes a Cuba que introduzcan material prohibido en la isla, dijeron funcionarios estadounidenses enterados del programa. Y funcionarios de USAID han admitido en interpelaciones legislativas que han empleado a contratistas para llevar programas computacionales que permitan enviar material codificado por internet, según participantes de las reuniones.
Una alarma sonó en uno de los viajes de Gross cuando uno de sus acompañantes intentó salir del terminal aéreo; el acompañante había colocado el artículo - un artefacto que puede extender el rango de una red inalámbrica - en su equipaje de carga.
Gross intervino, asegurando que el artefacto era para su uso personal y que no era un disco duro de computadora ni un radio.
Según los reportes de viajes, los agentes de aduana intentaron cobrar 100% del valor del objeto como arancel, pero Gross logró regatear un poco y se le permitió salir del aeropuerto con el equipo.
“Ese día, más valió ser afortunado que inteligente”, escribió Gross.
Gran parte del equipo que Gross traía es legal en Cuba, pero el volumen de la carga podría darle a las autoridades cubanas una pista de cuál era la intención del estadounidense.
En la lista de su cuarto viaje, bajo “Equipo total”, dice que había 12 iPods, 11 teléfonos BlackBerry Curve, tres MacBooks, seis discos externos de 500 gigabytes, tres teléfonos satélites vía internet conocidos como BGANs, tres enrutadores, tres controles, 18 módulos inalámbricos, 13 barras de memoria, tres teléfonos para hacer llamadas por internet y varios interruptores.
Algunas piezas, como los equipos para redes y para comunicaciones satelitales, están expresamente prohibidos en Cuba.
Gross escribió que metió los BGANs en una mochila. Había aspirado a engañar a los agentes de aduana colocando cinta adhesiva encima de las marcas de los equipos: “Hughes”, el fabricante e “Inmarsat”, la empresa que provee el servicio de comunicación satelital vía internet.
Los BGANs eran cruciales porque no solamente facilitan acceso a la internet por satélite sino además una señal que puede servir a varios usuarios de manera inalámbrica. La ventaja de ello es que la comunicación va directamente al satélite, sin pasar por los servidores de la empresa de telecomunicaciones cubanas.
Siempre había la posibilidad de ser descubierto.
El año pasado, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado preguntó sobre la posibilidad de que misiones clandestinas estén siendo usadas en algunos de los programas humanitarios estadounidenses, y de que las autoridades cubanas hayan infiltrado algunos de ellos.
“La posible infiltración por parte de los servicios de contraespionaje es un riesgo conocido en Cuba”, dijo el Departamento de Estado en una respuesta por escrito a preguntas de la AP.
“Quienes desempeñan nuestras labores están conscientes de ese riesgo”.
El primer viaje de Gross a Cuba culminó a comienzos de abril de 2009 con el establecimiento de un centro de comunicaciones en La Habana.
Regresó poco tiempo después, se quedó unos 10 días mientras se establecía otro centro en Santiago, la segunda ciudad más grande de Cuba.
En su tercer viaje, de dos semanas y ocurrido en junio de 2009, Gross viajó a una ciudad en el centro de la isla, Camagüey, según un funcionario del gobierno estadounidense. Alquiló un automóvil en La Habana y manejó por siete horas, en lugar de tener que someterse a revisiones en el aeropuerto.
Gross escribió que los BGANs no debían ser usados fuera de La Habana, donde existen suficientes radios y ondas radiales como para ocultar las emisiones.
El reporte para el cuarto viaje de Gross, que concluyó ese agosto, fue catalogado como el final y resumía sus éxitos: el establecimiento de redes inalámbricas en tres comunidades; unos 325 usuarios; “las comunicaciones desde y hacia Estados Unidos han mejorado y se están usando de una manera regular”. Nuevamente se llega a la conclusión de que “es una misión sumamente riesgosa”.
A Gross no le hubiera ocurrido nada si hubiese parado allí.
Pero a fines de noviembre de 2009, regresó a Cuba por quinta vez. Esta vez no volvió. Fue arrestado 11 días después.
Un reporte adicional fue redactado posteriormente, con membrete de la empresa de Gross. Fue preparado con la asistencia de DAI, la empresa que mandó a Gross a Cuba, con el objetivo de cumplir con el requisito contractual de suministrar un resumen de su trabajo, a fin de cancelar todas las facturas relevantes, de acuerdo con funcionarios conocedores del documento.
El reporte afirma que Gross deseaba mejorar la seguridad en el centro de comunicaciones instalado en La Habana mediante la instalación de “una tarjeta sin alternativa” en el equipo satelital.
La tarjeta permitiría que la señal del BGAN pasara desapercibida al transmitirse al satélite, dificultando la detección del artefacto.
El documento concluye que la seguridad en el lugar fue afianzada.
No queda claro cómo DAI logró confirmar el trabajo de Gross para el reporte final aunque un documento, que también presenta el membrete de la compañía de Gross, establece que un representante de Gross contactó a la comunidad judía cubana cinco veces después de su arresto.
En una declaración durante su juicio, Gross se declaró inocente y ofreció disculpas.
“Nunca he hecho algo, ni lo haría ni lo haré, en lo personal o en lo profesional, para socavar a un gobierno”, dijo. “Me arrepiento profundamente por ser un tonto inocente, fui engañado, me usaron”.
En una entrevista con la AP, su esposa, Judy, culpó a DAI, la empresa que envió a Gross a Cuba, por no decirle a él toda la verdad sobre los riesgos. El vocero de DAI O’Connor dijo en una declaración que Gross “diseñó, propuso e implementó esta tarea” para la compañía.
Tomado de Cubadebate

Thursday, February 9, 2012

Cuba organizará Carrera Terry Fox el 10 marzo 2012

Terry Fox


EL CÁNCER constituye un problema de salud mundial, afecta a todos los países, independientemente de la raza, cultura, nivel de desarrollo económico y sistema político. En el mundo entero cada año se detectan más de 10 millones de casos nuevos de cáncer.

En Cuba el cáncer es la segunda causa de muerte para todos los grupos de edades y la principal causa de años de vida potenciales perdidos.  Actualmente, uno de cuatro fallecidos es por cáncer.

Cuba se encuentra entre los pocos países  del mundo con un Programa Integral de Control del Cáncer de alcance nacional e iniciado desde 1969, actualmente coordinado por la Sección Independiente de Control del Cáncer y asesorado por el Grupo Nacional de Oncología, que tiene resultados objetivos superiores a cualquier país de Latinoamérica.
                                                
Además, el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), creado en la década del 60, realiza importantes investigaciones sobre el cáncer.  Desde el inicio de la Carrera Terry Fox en Cuba, los fondos recaudados son destinados a contribuir al financiamiento de algunas de sus investigaciones.  Ya concluyó el financiamiento de tres proyectos terminados con buenos resultados y otros siete se encuentran en ejecución:

(1) Determinación de los perfiles de expresión génica para su posible aplicación en el manejo clínico del cáncer de mama en el INOR.

(2) Determinación de la expresión de genes y proteínas asociadas con la proliferación y formación de metástasis en tumores de mama en Cuba.

(3) Estudio pre clínico de la ozonoterapia en la respuesta contra tumores malignos.

(4) hR3Tx, una inmunotoxina recombinante como estrategia para la terapia de cáncer.

(5) Nuevos marcadores moleculares en orina para el diagnóstico de cáncer de próstata.

(6) Evaluación citohistológica del anticuerpo monoclonal IOR-HPV1.

(7) Estudio de la inmunorregulación en pacientes con cáncer de mama estadío III y su relación con marcadores pronósticos y con respuesta clínica.

Maratón Anual "Terry Fox" en La Habana


Para realizar donaciones:
Nombre de la cuenta: Terry Fox
# de la Cuenta: 03 000 000 03776626
Cod. BFI: 106
Sucursal: Habana Libre
Cod. NAE: 21

Su donación se puede efectuar en efectivo (CUC o CDN) o en cheques:
CUC: a “Embajada de Canadá-CUC”
CAD“Receiver General for Canada”

Favor de hacerla llegar a uno de estos lugares:

Embajada de Canadá en La Habana
Calle 30 #518, esq. a 7ma. Avenida
Miramar, Ciudad de La Habana, Cuba

Consulado Honorario de Canadá
Sra. Sylvie Leduc (Cónsul)
Calle 13 e/1 y Camino del Mar, Varadero, Cuba

Consulado Honorario de Canadá
Sra. Luisa di Tomasso (Cónsul)
Complejo Hotelero Atlántico
Bungalow 1, Guardalavaca, Holguín