www.latardesemueve.com
Los difamadores y
enemigos de Cuba están metidos en un mal “báun” (bound) con la reforma
migratoria cubana. No saben qué hacer y les siguen anotando carreras. Primero
dijeron que la reforma migratoria iba a ser selectiva políticamente y no ha
sido así: todos los llamados opositores y disidentes que cumplen los requisitos
generales establecidos en la ley, que es sumamente amplia, pueden viajar.
Después pretextaron que aunque les dejaran salir los iban a presionar para que
no hicieran críticas a la revolución y no ha sucedido nada de eso. Eliecer
Ávila se ha despachado a su gusto contra su país y desde Suecia ha posado como
especialista en internet cubana para Radio Martí, una emisora del gobierno
norteamericano en Miami, haciendo supuestas “revelaciones” y descaracterizando
blogs como los de Manuel Lagarde, Yohandry Fontana y Percy Alvarado. Anoche
salió con una gran sonrisa por el aeropuerto de La Habana Rosa María Payá, hija
del fallecido Oswaldo Payá, hacia Suiza y España donde ha anunciado que hablará
sobre los “derechos humanos” en Cuba. Ya podemos imaginar lo que va a decir, ya
se ven venir sus calumnias y sin embargo nadie le impidió que viajara. Bertha
Soler, coronela jefa de las Damas de Blanco encargada de reportarle a la SINA
quienes van o no van a sus marchas para recibir lo que todos saben, también
viajará a Panamá a hablar de “derechos humanos” y recoger premios, que no son
motivos personales sino claramente políticos, y tampoco nadie le ha puesto
trabas en su tramitación. Casualmente andan circulando en la red unas
declaraciones de Bertha Soler donde dice que si su sangre tiene que correr pues
sin dudas correrá; en verdad, lo único que se ha visto correr por su lado son
rollos de dólares norteamericanos que ella misma reparte. Y ni hablemos del caso
de Yoani Sánchez, a quien le han preparado un tour propio de un canciller o un
jefe de estado que incluye más de una decena de países; sin que se aclare quién
paga todo esto, aunque cualquiera lo imagina. Tampoco se le han puesto trabas a
Yoani, así que nadie puede hablar de discriminación política en la aplicación
de la reforma migratoria. En el caso de Yoani, ella que habla tanto de “deberes
y derechos ciudadanos”, cabe esperar que a su regreso pague voluntariamente los
impuestos que debe sobre el medio millón de euros recibidos por premios y otras
actividades, como se haría en cualquier país del mundo.
Luego aseguraron que no
les iban a dejar regresar y la verdad que ninguno de los potenciales viajeros
se ha quejado al respecto. La mayoría de ellos regresará sin dudas porque saben
que fuera de Cuba serían desechados en el primer mes como les sucedió a la
madre y familiares de Orlando Zapata Tamayo. Fuera de Cuba el dinero está muy
bien repartido, así que tienen que regresar para luchar lo que llega. También
auguraron que una vez puesta en vigor la reforma se iba a producir una
avalancha de cubanos en las embajadas, oficinas migratorias y agencias de viaje
para escaparse de Cuba. También les salió el tiro por la culata. Ha sido un
proceso normal que depende ahora de los recursos del viajero, de la carta de
invitación cuando sea necesaria y de la visa del país receptor. Como dice un
colega de Cuba Información, ya en Cuba es más fácil sacar un pasaporte para
montarse a un avión que una licencia para manejar un carro.
La reforma migratoria
cubana ha producido un reajuste del comportamiento de estos llamados disidentes
ante las sedes diplomáticas que les patrocinan y del que no se ha hablado
mucho. Ya no se trata solamente de jabas de fin de año, elecciones imaginarias
o el logro de una visa de refugiado político para salir y radicarse en el
extranjero. Con las nuevas disposiciones migratorias cubanas y la crisis que
existe en los países receptores como Estados Unidos, España y el resto de la
Comunidad Europea ya no se busca tanto la salida definitiva como el
ofrecimiento de la participación en congresos, conferencias en universidades,
asignación de premios, etc., como parte de una programación de salidas
temporales que les permita la doble ganancia de la seguridad que ofrece una
sociedad como Cuba y el acceso al consumo de las sociedades capitalistas. Para
eso hay que seguir permaneciendo en el país y hacer huelgas de aguacate,
inventar falsas noticias, fingir enfrentamientos con la policía y hacer declaraciones
para Radio Martí desde un sillón. En ese dame para darte sí no ha habido un
cambio y estos llamados opositores siguen comportándose como siempre; como les
manda su amo. Si obedecen, tienen garantizada una visa expedita, sin chequeos
ni molestias burocráticas; los demás tendrán que seguir haciendo sus colas y
afrontando las negativas.
Tan desprevenidos les ha
tomado la reforma migratoria que algunos “cubanólogos” han empezado a decir que
tanto el gobierno cubano como los legisladores cubanoamericanos coinciden en
que hay que eliminar la Ley de Ajuste Cubano. Pero aquí hay que llamar la
atención y los convoco a que sean honestos. Primeramente, las motivaciones no
son las mismas y están muy pero muy distantes unas de otras. Y segundo, porque
históricamente esta aparente coincidencia es una falsedad. Desde su firma el 2
de noviembre de 1966 la llamada Ley de Ajuste Cubano ha sido un instrumento de
agresión contra la revolución, denunciada como “Ley Asesina” por el Comandante
en Jefe Fidel Castro, el Presidente Raúl Castro y el resto de las autoridades
cubanas. La parte cubana siempre ha sido crítica de esa legislación; quienes
vienen a coincidir ahora con Cuba son los mismos que la instrumentaron para su
beneficio político y quieren eliminarla una vez que se les ha revertido en su
contra. Quién lo iba a decir: personajes como Ileana Ros-Lehtinen, Mario
Díaz-Balart y Marco Rubio consideran hoy la eliminación o adaptación de la Ley
de Ajuste Cubano como una necesidad. ¿Lo hacen para que no mueran más cubanos en
el mar como ha dicho Cuba? ¿Lo hacen para que otros cubanos no se enrolen en
viajes furtivos y tratos con delincuentes que les quitan sus vidas, los
torturan, los prostituyen y chantajean a sus familiares por dinero? No, lo
hacen por cobardes y oportunistas, porque se han dado cuenta que la llamada Ley
de Ajuste Cubano está dando al traste con sus intereses y consolidando un
cambio demográfico en la comunidad cubana residente en los Estados Unidos.
Cambio en el sentido de más juventud y cambio en el sentido de más cubanos
formados por la revolución y sus valores; cubanos con un patrón cultural
diferente, que conservan el amor por la música, los equipos deportivos, el cine
y la literatura que conocieron en todos estos años. Cubanos que respetan,
aunque no lo digan públicamente en Miami, el legado de Fidel. Cubanos que
cuando tengan derecho a votar no lo harán por políticos empeñados en impedir
una libre relación con sus familiares y con sus antiguos vecinos de barrio.
Porque como decía el amigo Eddy Levy, colaborador regular de La Tarde se Mueve
(Miami 14.50 AM), no se trata de suplicar a esos legisladores cubanoamericanos
que mantengan el permiso de viajar tantos días al año o en varios años para ir
a Cuba cuando un familiar se enferma. No, de lo que se trata es de defender el
derecho de los cubanos a viajar a su país cuando lo deseen en ejercicio pleno
de su libertad; no por misericordia, cuando enfermen, sino estando sanos ellos
y sus familiares para que se encuentren juntos en la casa de familia o si les da
la gana en un restaurante, un hotel o una playa. En resumen, estos legisladores
quieren seguir buscando pretextos para obstruir los intercambios y viajes a
Cuba para mantener el discurso demagógico de sus campañas electorales
domésticas.
Ahora le llaman comunista
al pelotero José Ariel Contreras y lo condenan por haber ido a Pinar del Río a
reencontrarse con sus raíces familiares, vecinos y compañeros de equipo.
Algunos perdonavidas lo justifican diciendo que fue solo a ver a su madre que
estaba enferma. Nadie tiene que justificar a José Ariel Contreras, nadie tiene
que esperar a que su madre u otro familiar enfermen para justificar ante una
horda de fiscales insaciables un viaje a Cuba. Contreras y cualquier cubano
residente en los Estados Unidos viajan a Cuba porque pueden y porque quieren;
no cuando lo consideren esos candidatos a guardias fronterizos que aparecen por
las cafeterías y los canales de televisión de Miami.
Ahora les molesta la ley
de ajuste cubano. Ahora les preocupa su maléfico engendro y dicen que hay que
ser más selectivos para recibir cubanos; que ese cubano que ha crecido en la
revolución no vale tanto como el cubano que vino al principio con sueños de
rescatar la “república”. Ya no pueden esconder el racismo y el clasismo; ya no tienen
ni siquiera el pudor de guardar las normas mínimas de cualquier sociedad
civilizada.
Tomado de: huestesutopicas
No comments:
Post a Comment