Por Orlando Oramas León
Cuba conmemora hoy 53 años del bombardeo a sus aeropuertos ordenado por el gobierno de Estados Unidos, en lo que resultó el preludio de la invasión mercenaria derrotada en tiempo récord en las arenas de Playa Girón.
Cuba conmemora hoy 53 años del bombardeo a sus aeropuertos ordenado por el gobierno de Estados Unidos, en lo que resultó el preludio de la invasión mercenaria derrotada en tiempo récord en las arenas de Playa Girón.
La
conmemoración tiene lugar cuando se ponen en evidencia nuevas modalidades de
agresión contra la isla, conceptuadas por un manual de entrenamiento de las
Fuerzas de Operaciones Especiales del ejército de Estados Unidos como guerra no
convencional.
Al amanecer del
sábado 15 de abril de 1961, aviones enemigos camuflados con la insignia de las
jóvenes Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) atacaban el aeropuerto de Ciudad
Libertad (en la capital), la base aérea de San Antonio de los Baños, al sureste
de La Habana, y el aeródromo de la oriental ciudad de Santiago de Cuba. Ocho
aviones B-26 partieron de Puerto Cabezas, Nicaragua, con el objetivo de
destruir, en tierra, la modesta aviación cubana y asegurar la impunidad de
otras incursiones.
Desde esa
localidad nicaragüense había partido una flota armada y financiada por el
gobierno norteamericano que transportaba una brigada mercenaria, encargada de
tomar una cabeza de playa desde donde se anunciaría un gobierno títere.
El ataque aéreo
de aquel día pretendía hacer creer a la opinión pública internacional que en la
isla tenía lugar una rebelión interna.
Para ello, uno
de los aviones camuflados con las insignias de las Fuerzas Aéreas
Revolucionarias aterrizaría en Miami validando la hipótesis de la deserción de
los pilotos cubanos. Aquella pérfida agresión provocó víctimas entre la
población civil y los combatientes revolucionarios.
Pese a la
sorpresa, la artillería derribó una de las naves agresoras. Otras dos
recibieron impactos y tuvieron que aterrizar en Cayo Hueso y de emergencia en
Gran Caimán.
Ese propio día
el canciller cubano, Raúl Roa, denunciaba ante la Asamblea General de Naciones
Unidas el ataque aéreo y la posibilidad de una agresión en gran escala.
Su colega
estadounidense, Adlai Stevenson, haría entonces un papelón parecido al que años
después, le tocara al secretario de Estado Colin Powell al defender las
"pruebas" forjadas por el gobierno de George W. Bush para justificar
la intervención armada contra Iraq.
Las
comparaciones no son casuales. Para abril de 1961 los preparativos de invasión
contra Cuba se acompañaban de una feroz campaña de difamación y
desestabilización en la que participaban varias agencias y dependencias
gubernamentales norteamericanas.
Emisoras,
periódicos, agencias de prensa imponían una matriz que distorsionaba la
realidad cubana y satanizaba a los líderes del proceso revolucionario.
Se acompañaba
también de medidas de cerco económico a la isla, destinadas a crear
desabastecimiento y descontento en la población.
Resultan estos
ingredientes de la guerra no convencional descrita en la circular de
entrenamiento TC 18-01 de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) del
ejército de los Estados Unidos.
Uno de sus
propósitos es fragmentar la sociedad e incidir en sectores como la juventud a
fin de convertirla en opositora a las autoridades reconocidas. Ese fue
precisamente el objetivo del programa ZunZuneo, que financiado a través de la
Agencia de EE.UU. para la Ayuda Internacional (Usaid), se implementó contra Cuba
entre el 2009 y el año 2012.
A través de la
Usaid, empresas contratistas y bancos extranjeros, se puso en ejecución una
plataforma de mensajería tipo Twitter para Cuba, destinada a impactar en
segmentos juveniles.
Las
revelaciones de la Associated Press sobre el programa secreto ZunZuneo
sirvieron de caja de Pandora por donde se dieron a conocer otros planes para
intentar cambiar el orden institucional en la mayor de las Antillas.
"Aquí lo
novedoso es la utilización de las nuevas tecnologías, en particular de la
comunicación", dijo a Prensa Latina Jesús Arboleya, diplomático, académico
y experto en las relaciones entre La Habana y Washington.
Las nuevas
modalidades de la guerra no convencional contra Cuba forman parte de la
estrategia aplicada por Washington desde el propio triunfo de la Revolución,
sostuvo Arboleya, autor entre otras obras del libro "El otro terrorismo:
medio siglo de política de los Estados Unidos hacia Cuba".
Esos aprestos
se corresponden con la llamada Guerra de Cuarta Generación, también con el
llamado "golpe suave", que la administración del presidente Barack
Obama ejecuta en varias latitudes del planeta, ya sea Cuba, Medio Oriente,
Ucrania y Venezuela..
Tal estrategia
incluye el uso de todos los recursos para desacreditar gobiernos y crear una
masa crítica opositora que "muchas veces no sabe a quién sirve ni a qué
intereses representa", apuntó Arboleya.
"Estos
hechos confirman que dondequiera que haya un gobierno que no convenga a los
intereses de los círculos de poder en Estados Unidos y algunos de sus aliados
europeos, se convierte en blanco de las campañas subversivas", expresó el
presidente Raúl Castro el pasado 22 de febrero, al clausurar el XX Congreso de
la Central de Trabajadores de Cuba.
Tanto hoy, como en abril de 1961, Cuba sigue en el
colimador de Estados Unidos, cuya debacle en la invasión de Playa Girón es
considerada aquí como la primera derrota del imperialismo yanki en América
Latina.
Tomado de: CubaSí
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