Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales |
Hoy se cumplen 115 años de la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro en Punta Brava el 7 de diciembre del 1896. Por su valentía e intransigencia revolucionaria pasó a la historia de Cuba como el Titán de Bronce.
Antonio Maceo, de padre venezolano y madre cubana, había nacido en San Luis, Santiago de Cuba el 14 de junio del 1845. Al estallar la contienda revolucionaria del glorioso 1868, todos los Maceo, desde su madre la insigne Mariana Grajales hasta el último hijo se alistaron en las fuerzas mambisas.
Por su arrojo, coraje, inteligencia y conocimiento de la estrategia militar llegó al grado de Lugarteniente General del Ejército Libertador. Nunca descansó su brazo en la lucha contra el poder colonial español, causa por la que dio generosamente su vida. Hombre de clara visión siempre dijo que "no esperaba nada de los americanos", y su frase: "Quien intente apoderarse de Cuba, solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha", sigue siendo hoy guía para la acción de los revolucionarios cubanos que defienden la soberanía de la patria.
Quizás una de sus más nobles acciones fue la Protesta de Baraguá, donde Antonio Maceo se entrevistó con Arcenio Martínez Campos, Capitán General del Ejército colonialista español, en Mangos de Baraguá el 15 de marzo de 1878. Allí Maceo le comunicó al militar español que él no aceptaba una paz sin independencia, refiriéndose al Pacto del Zanjón, donde algunos miembros del Ejército Libertador cubano había firmado un acuerdo con los españoles, y al cual El Titán de Bronce se oponía con vehemencia.
Este hecho representa la intrasigencia revolucionaria y la dignidad de los patriotas cubanos, para quienes estuvo siempre primero la independencia total de Cuba y nunca aceptaron una rendición deshonrosa.
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