Tuesday, July 20, 2021

Declaración de la Embajada de la República de Cuba en Canadá


El domingo 11 de julio de 2021, ocurrieron incidentes en algunas partes de Cuba.

No fue un “estallido social”, sino manifestaciones a escala limitada en las que participaron personas con preocupaciones legítimas. Sin embargo, elementos provocadores y criminales se aprovecharon de la situación para cometer, en algunos lugares, actos vandálicos y violentos contra entidades, sedes de organizaciones y centros comerciales, agrediendo a trabajadores, funcionarios, fuerzas del orden y algunos medios, como autos de la policía. Lamentablemente, una persona falleció en uno de estos incidentes.

Estos hechos fueron resultado de una operación política y mediática, nada espontánea, organizada y financiada desde el territorio de Estados Unidos, y que no recibió el apoyo de la mayoría de la población cubana ni de la mayor parte de los cubanos que residen en el extranjero.

Esta operación pretendió crear una situación de inestabilidad y presentar un país colapsado y en caos, y para ello se hizo acompañar de una feroz campaña mediática, que se apoyó en el uso mal intencionado de las redes sociales y la propagación de noticias falsas e información manipulada sobre la verdadera realidad cubana. Su objetivo era provocar una explosión social y justificar una intervención extranjera, en un momento en que Cuba enfrenta grandes desafíos.

En el último año y medio, Cuba y su población han sido duramente golpeadas por el doble impacto negativo de la pandemia –y su más reciente brote– y el recrudecimiento, sin precedentes, de las ilegales e inhumanas sanciones impuestas por el gobierno de los Estados Unidos al pueblo cubano, incluso en medio de la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19.

Todo esto, unido a los efectos de la actual recesión mundial sobre los precios de los productos básicos, el golpe causado por la pandemia al sector del turismo y nuestras propias deficiencias internas, ha afectado seriamente el normal funcionamiento de la economía cubana, al reducir drásticamente los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, y el acceso a combustibles, alimentos, medicinas y suministros médicos.

El gobierno de los Estados Unidos tiene una alta responsabilidad en estos hechos y es de conocimiento público el financiamiento de millones de dólares que este destina anualmente a la creación de grupos que promuevan el desorden interno, y realicen provocaciones y actos contra instituciones.

El plan que condujo a los incidentes del 11 de julio ha fracasado.

El estado y gobierno cubanos y sus instituciones tienen control total de la situación.

Hoy reina la paz y tranquilidad en Cuba. Las instituciones siguen funcionando normalmente, en las condiciones que imponen las medidas sanitarias aplicadas por la pandemia.

El gobierno ha tomado las medidas necesarias para garantizar la paz y tranquilidad ciudadana, y ha hecho un llamado a solucionar las dificultades existentes entre los cubanos, sin injerencias externas, para avanzar en todo cuanto sea posible en los sectores actualmente afectados por las sanciones unilaterales de los Estados Unidos, la pandemia de la COVID-19 y nuestros propios problemas internos.

El control de la propagación de la COVID-19 continúa siendo una prioridad, en el contexto de la más reciente ola que ha provocado un aumento de los casos positivos, aunque la tasa de letalidad de la enfermedad es del 0,68%, una de las más bajas del mundo.

El primer candidato vacunal cubano con probada eficacia, “Abdala”, de un total de cinco desarrollados por los científicos cubanos, ya ha sido aprobado para su uso de emergencia como vacuna. Comenzó la vacunación masiva de la población cubana y más de 8 millones de dosis han sido administradas.

Desde fuera de Cuba se hacen llamados peligrosos e irresponsables a realizar actos de sabotaje, magnicidio y asesinatos selectivos, y funcionarios electos en el estado de Florida, Estados Unidos, piden una intervención militar, la que tendría consecuencias imprevisibles para la paz y la seguridad regional.

Cuba rechaza cualquier acto de injerencia en sus asuntos internos y reitera su derecho a defender su integridad y soberanía. Todo intento de alterar la paz y el orden constitucional contará con una respuesta proporcional, ajustada a la legislación cubana y el derecho internacional.

Cuba siempre ha sido y seguirá siendo un país de paz, y promotor de la solidaridad y el bienestar de todos los pueblos del mundo.

Ottawa, 20 de julio de 2021

 

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