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Canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, Perú, 13 abril 2018 |
Excelentísimo Señor Martín Vizcarra Cornejo,
Presidente de la República del Perú:
Ministros:
Rindo homenaje al
pueblo del Perú, al que nos unen entrañables lazos desde las
guerras de independencia y en el esfuerzo común en salud o ante desastres
naturales.
El cambio profundo en
las relaciones hemisféricas que reclamó el Presidente Raúl Castro Ruz en
la pasada Cumbre no ha ocurrido.
Nuestra América, martiana y bolivariana, conjunto de
naciones, del Río Bravo a la Patagonia, unidas por un destino común en la
búsqueda de su segunda y definitiva independencia, sigue siendo saqueada,
intervenida y vilipendiada por el imperialismo norteamericano que invoca la Doctrina
Monroe para ejercer dominación y hegemonía sobre nuestros pueblos.
Es una historia de guerras de conquista,
despojo de territorios, invasiones y ocupaciones militares, golpes de estado e
imposición de sanguinarias dictaduras que asesinaron, desaparecieron y
torturaron en nombre de la libertad; de rapaz expoliación de nuestros recursos.
Hoy existe el peligro del retorno al uso de la
fuerza, la imposición indiscriminada de medidas coercitivas unilaterales y de
golpes militares cruentos.
No debe subestimarse
la gravedad de la declaración, arbitraria e injusta, de la República
Bolivariana de Venezuela, cuna de la independencia latinoamericana y
segunda reserva de hidrocarburos, como una amenaza inusual y extraordinaria a
la seguridad nacional de la superpotencia.
La exclusión del
Presidente Nicolás Maduro Moros de esta Cumbre es una afrenta
a todos los pueblos de Nuestra América y un retroceso histórico impuesto por el
actual gobierno de los Estados Unidos.
Como voz de la hermana
y heroica Venezuela, estamos aquí para defender su libre
determinación y reiterar la invariable solidaridad de Cuba con
la unión cívico-militar bolivariana y chavista del pueblo venezolano,
encabezada por su Presidente constitucional. Deseamos éxitos a la próxima
elección presidencial.
A nombre de Cuba,
invoco la Proclama de la América y el Caribe como Zona Paz, firmada
por los Jefes de Estado y Gobierno en 2014.
No olvido tampoco la
ausencia de Puerto Rico.
Nuestra América, con sus culturas e historia,
el territorio, la población y sus recursos puede desarrollarse y contribuir al
equilibrio del mundo, pero es la región con la más desigual distribución de
ingresos del planeta.
El 10 por ciento más
rico amasa el 71 por ciento de la riqueza y, en dos años, el uno por ciento de la población tendría
más que el 99 por ciento restante. Carece de acceso equitativo a la educación,
la salud, al empleo, el saneamiento, la electricidad y el agua potable.
Sólo avanzaremos
mediante la integración regional y el desarrollo de la unidad dentro de la
diversidad que condujo a la creación de la CELAC.
Los hechos recientes
demuestran que la OEA y su histérico Secretario General son instrumento
de los Estados Unidos.
Ahora, el objetivo es restablecer la
dominación imperialista, destruir las soberanías nacionales con intervenciones
no convencionales, derribar a los gobiernos populares, revertir las conquistas
sociales y reinstaurar, a escala continental, el neoliberalismo salvaje.
Para ello, se utiliza
la lucha contra la corrupción como un arma política; los fiscales y
jueces actúan como “partidos políticos” y se impide a los electores votar por
candidatos con fuerte apoyo popular, como es el caso del Presidente, preso
político, Luiz Inacio “Lula” Da Silva cuya libertad
demandamos.
Se oculta que la corrupción prevalece entre
gobernantes, parlamentarios y políticos conservadores y en los sistemas electorales,
en las leyes y modelos políticos corruptos, por naturaleza, al basarse en el
dinero, en los “intereses especiales” corporativos.
Se manipula a las personas a partir de la
propiedad privada monopólica sobre los medios de comunicación y las plataformas
tecnológicas.
En las campañas electorales, no hay límites
éticos, se promueve el odio, la división, el egoísmo, la calumnia, el racismo,
la xenofobia y la mentira; proliferan tendencias neofascistas y se prometen
muros, militarización de fronteras, deportaciones masivas, incluso de niños
nacidos en el propio territorio.
En el hemisferio, aumentan las violaciones
masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos civiles y políticos;
y económicos, sociales y culturales de cientos de millones de seres humanos.
¿De qué democracia y
valores se habla aquí? ¿de los del Presidente Lincoln o el “sueño” de Martin
Luther King, que enaltecerían al pueblo estadounidense al que nos unen
vínculos indisolubles?, ¿o de los de Cutting y del supuesto “antisistema”
extremista conservador?
Cuba no aceptará
amenazas ni chantaje del gobierno de los Estados Unidos. No desea la confrontación, pero no negociará
nada de sus asuntos internos, ni cederá un milímetro en sus principios. En
defensa de la independencia, la Revolución y el Socialismo,
el pueblo cubano ha derramado su sangre, asumido extraordinarios sacrificios y
los mayores riesgos.
Los progresos alcanzados en los últimos años,
basados en la absoluta igualdad soberana y en el respeto mutuo, que ahora se
revierten; mostraron resultados tangibles y que la convivencia civilizada,
dentro de las profundas diferencias entre los gobiernos, es posible y
beneficiosa para ambos.
El bloqueo y
la persecución financiera se endurecen, provocan privaciones a nuestro pueblo y
violan los derechos humanos, pero también crece el aislamiento del gobierno
estadounidense en todo el mundo, en la propia sociedad estadounidense y en la
emigración cubana, respecto a esa política genocida, obsoleta y fracasada.
Aumenta igual la
repulsa internacional a la ocupación de nuestro territorio en Guantánamo
por la Base Naval y el Centro de detención y tortura enclavado en
ella.
Sufre total descrédito el pretexto para
reducir el personal de las Embajadas y afectar el derecho a viajar de los
cubanos y los estadounidenses.
El próximo 19 de
abril, en el año 150 de nuestras luchas de independencia, con la constitución
de una nueva Asamblea Nacional del Poder Popular culminarán
las elecciones generales. Las cubanas y cubanos, especialmente los más jóvenes,
estrechamente unidos al Partido de la nación, fundado por Martí y Fidel; junto
a Raúl, conmemoraremos firmes, seguros y optimistas la victoria contra la
agresión mercenaria de Playa Girón.
Cubadebate