El pasado 7 de octubre fue liberado de la prisión Marianna al norte de la Florida, Estados Unidos, el luchador antiterrorista cubano René González Sehweret, tras haber cumplido 13 largos años de injusto encarcelamiento.
Desde su encierro en septiembre de 1998, René González Sehwerert junto a sus compañeros Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, y Fernando González Llort han sufrido crueles y degradantes condiciones de encierro y han soportado todo tipo de presiones y abusos, incluida la separación de sus familias. Todo el odio de que han sido víctimas no ha podido quebrar sus convicciones y con singular estoicismo y admirable entereza han mantenido siempre una conducta ejemplar como reclusos.
Esa digna y valiente actitud de nuestros cinco compañeros, al no renunciar a sus principios bajo ninguna circunstancia, junto a las motivaciones de revancha política que caracterizaron los procesos judiciales con los que se condenó a los Cinco fue lo que llevó a la jueza Joan Lenard a imponer un nuevo e injustificado castigo a René, al denegar, el pasado 16 de septiembre, una moción para que, al salir de prisión, pudiera regresar a Cuba, al seno de su familia y su pueblo.
La decisión de la jueza que reitera el requisito especial y adicional de prohibirle tras su salida de la cárcel“asociarse a/o visitar lugares específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos tales como terroristas..”, incluido en la sentencia que le fue impuesta a petición expresa del Gobierno, es la prueba inapelable de que los terroristas anticubanos continúan disfrutando de total impunidad y del apoyo de las autoridades norteamericanas.
Durante más de 50 años las sucesivas administraciones de ese país han amparado el terrorismo contra Cuba y han dado protección a individuos y organizaciones terroristas en su propio territorio. Allí viven en completa normalidad, con acceso priorizado a los medios de difusión y con total impunidad para organizar y promover el terrorismo contra nuestro país los responsables de tanta muerte y dolor. El solo reconocimiento de esta realidad por parte de la jueza y el Gobierno ratifica el Estado de Necesidad que obligó a penetrar los grupos terroristas y demuestra que las severas sanciones de los Cinco han estado dirigidas a proteger a los verdaderos terroristas que, como Luis Posada Carriles, viven tranquilamente en la Florida.
No cabe duda de que el Gobierno de Estados Unidos conoce perfectamente que el hecho de que René tenga que residir en territorio de ese país constituye una seria amenaza para su vida e integridad física. Las autoridades norteamericanas serán responsables por lo que pueda ocurrir.
La causa de los Cinco es cada vez más conocida en el mundo. Miles de hombres y mujeres de todas las latitudes y todos los estratos sociales se han sumado a la lucha por su liberación, incluyendo numerosos parlamentarios y órganos legislativos. A todos y todas agradecemos, en nombre de los Cinco y en el de sus familias, víctimas también de tanta injusticia, el apoyo para lograr su libertad.
No ha sido, y no es, sin embargo, un camino fácil debido a que se oponen el revanchismo, el odio y la obcecación que han primado siempre en Estados Unidos en relación con Cuba por no haber podido doblegar a nuestro pueblo. Se opone, además, la férrea censura de este caso en los medios de prensa, que sólo en muy contadas ocasiones han hecho alusión a esta injusticia.
Creemos firmemente que la solidaridad todo lo puede y que las causas justas han de triunfar sobre la mentira y la injusticia. Por ello, llamamos a todos los parlamentos y miembros de estos, a las fuerzas y grupos políticos y sociales comprometidos con la verdad y la justicia, a todos los hombres y mujeres dignos del planeta, a que ejerzan toda su influencia para que el Presidente Obama haga lo que tiene que hacer: permitir el regreso inmediato de René al seno de su familia y poner en libertad a sus cuatro compañeros de lucha y cautiverio.
Hagamos posible, entre todos, que se haga justicia.
Comisión de Relaciones InternacionalesAsamblea Nacional del Poder Popular
La Habana, 11 de octubre de 2011